La ciudad roja extras, parte 3.
Inspiración: Catalina de Erauso
Ya sé, la protagonista de La ciudad roja suena literalmente increíble: una mujer joven, vestida de hombre, está sola, sin confidentes, sin ayuda, viajando por América Latina, y todo eso en medio de la Conquista del continente ... Sin embargo, específicamente esta figura está basada en un personaje real, e incluso más impresionante que su variante ficticia: Catalina de Arauso (retrato arriba).
De acuerdo a sus propias palabras, Catalina nació en el País Vasco en 1585 y sus padres la entregaron a un monasterio cuando era niña. Cuando era adolescente, decidió que la vida de una monja no era para ella, se cortó el pelo y escapó del monasterio. Después de eso, vivió bajo diferentes nombres, pero siempre como hombre. Pasó varios años en diferentes lugares de España, hasta que se embarcó hacia Sudamérica en 1603 como soldado, como lo hacían tantos en aquellos años.
De acuerdo a sus propias palabras, Catalina nació en el País Vasco en 1585 y sus padres la entregaron a un monasterio cuando era niña. Cuando era adolescente, decidió que la vida de una monja no era para ella, se cortó el pelo y escapó del monasterio. Después de eso, vivió bajo diferentes nombres, pero siempre como hombre. Pasó varios años en diferentes lugares de España, hasta que se embarcó hacia Sudamérica en 1603 como soldado, como lo hacían tantos en aquellos años.
Supuestamente, en ese período se encontró con varios miembros de la familia, incluido a su padre, hermano, tía ... quienes no la reconocieron.
En Sudamérica vivió prácticamente en todas las regiones durante las siguientes décadas, con la excepción de Brasil (que era parte de Portugal) y se destacó como soldado en varias campañas, incluyendo en la década de 1610 en las guerras contra los mapuches en Chile. Su reputación era ... hmmm ... específica. Irascible y colérico, él / ella tenía repetidamente problemas con la ley, pero siempre lograba escapar, primero porque sabía ganarse importantes protectores, y segundo, por su condición de vasco y, en consecuencia, cristiano viejo. (Es decir, alguien con antepasados exclusivamente cristianos. Los vascos generalmente se consideraban cristianos viejos porque el País Vasco nunca había sido gobernado por los musulmanes. Cristianos viejos tenían una serie de privilegios, como la posibilidad de emigrar a América, ocupar cargos más altos y el derecho de no ser torturado durante un interrogatorio) .
En Sudamérica vivió prácticamente en todas las regiones durante las siguientes décadas, con la excepción de Brasil (que era parte de Portugal) y se destacó como soldado en varias campañas, incluyendo en la década de 1610 en las guerras contra los mapuches en Chile. Su reputación era ... hmmm ... específica. Irascible y colérico, él / ella tenía repetidamente problemas con la ley, pero siempre lograba escapar, primero porque sabía ganarse importantes protectores, y segundo, por su condición de vasco y, en consecuencia, cristiano viejo. (Es decir, alguien con antepasados exclusivamente cristianos. Los vascos generalmente se consideraban cristianos viejos porque el País Vasco nunca había sido gobernado por los musulmanes. Cristianos viejos tenían una serie de privilegios, como la posibilidad de emigrar a América, ocupar cargos más altos y el derecho de no ser torturado durante un interrogatorio) .
Felipe IV de España |
Catalina (esta vez con este nombre) fue enviada de regreso a España y tuvo una audiencia con el rey Felipe IV y el papa Urbano VIII. El primero le permitió conservar todos sus grados y condecoraciones militares, y el segundo le entregó una dispensa especial de seguir usando vestidura masculina.
En 1630 regresó a América y pasó el resto de su vida en Nueva España (ahora México), donde se ganaba con un negocio de arriería. Allí falleció en 1650 a la notable (para el siglo XVII) edad de 65 años.
En la época que pasó en Europa y fue recibida por el Rey y el Papa, Catalina dictó su autobiografía, que también es la fuente más importante sobre su vida. Lo fascinante de este texto, desde un punto de vista moderno, es que nunca expresa su identidad sexual/de género. Por supuesto, términos como transexualidad no existían en su época, pero aún así, uno lee con la esperanza de descubrir, por lo menos, si se percibía más como hombre o como mujer, o cómo se sentía más cómoda. Nada. Incluso cuando de casarse se trata (rompió al menos dos compromisos), solo dice algo como "la muchacha no era realmente mi tipo" , nada más profundo... Tal vez no quería dejar toda su vida íntima tan al descubierto ante la corte (u otros posibles lectores), tal vez realmente no era persona de pensar mucho en conceptos abstractos (como dije, no sabía escribir y dictó sus recuerdos) y ni siquiera pensó mucho sobre algo tan abstracto como la identidad de género ... nunca lo sabremos.
Quién se interesa por Catalina, puede leer su autobiografía aquí.
No comments:
Post a Comment